El Valle del Aragón es un valle estrecho y abrupto. En cuanto se llega a Villanúa, las laderas laterales se tornan en verticales paredes por las que unos pocos itinerarios nos llevan hacia las cumbres del entorno.
Antes de llegar a Villanúa, en la localidad de Castiello de Jaca, se nos ofrece un recogido valle con nombre algo especial, el Valle de la Garcipollera.
Recuerdo que cuando en las estaciones de esquí los días se presentaban duros y difíciles por la ventisca, este valle era un remanso de tranquilidad para pasar con la chavalería la jornada.
Prácticamente abandonado, salvo una explotación ganadera de la Diputación General de Aragón, los constantes vecinos de Villanovilla, coqueto rincón, han conseguido que el valle recupere parte de la vida que tuvo en otros tiempos antes de que el pantano de Yesa afectase no sólo a los pueblos inundados, sino a muchos que tranquilos esperaban en la lejanía.
El Valle del Aragón es Camino de Santiago y en este valle se encuentra una joya del Románico, la Iglesia de Santa María de Igüacel. Hay que llegar hasta el fondo de valle por pista de grava.
Imprescindible su visita. Desde allí podemos realizar una bonita ruta circular por los Picos Bacún.
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